Odinismo, nuestro camino: La Acción
El Guerrero Godo, el ksastriya ha elegido el camino de la superación
personal de dentro hacia afuera. Pues el guerrero pertenece al mundo
de la acción no de la contemplación. El guerrero no se aparta de la
naturaleza, esta le atrae, le seduce. Él, forma parte de este mundo y
a través de el y no negándolo, es como el Guerrero Godo busca la
transmutación, de animal-hombre en hombre-dios; es con la ayuda de
la materia que lograra la anti-materia, la divinidad.
Al principio esto puede sonar como una contradicción ¿Cómo a través
del objeto del deseo, podemos llegar a desprendernos de el mismo
deseo?. Una máxima del tantra dice: “El veneno de una serpiente
puede matar pero también es antídoto y puede salvar”. El Guerrero
Godo no comparte la concepción dualista del bien y el mal, de dios y
el diablo, de las religiones judeo-cristianas. Pues para el ksastriya lo que
“a algunos encadena a otros los libera”.
En este kali-yuga, la edad de hierro, del lobo fenrir, estamos en
una era de decadencia, el final del ciclo, en su fase de
descomposición. La cosmovisión espiritual y heroica ha dado paso al
materialismo y el racionalismo más burdo y desenfrenado. En este
eterno retorno nos encontramos en los círculos más pequeños y más
rápidos de este espiral. Según las antiguas tradiciones lo que a un
hombre en la edad de oro, para lograr la transmutación le llevaba
toda una vida, en este kaliyuga se puede conseguir en mucho menos
tiempo. Pues en esta era oscura todo se produce a gran velocidad,
porque esta misma puede salvarnos también puede destruirnos. Por eso
el tantra de la mano derecha es el camino elegido por el Guerrero
Godo, y aunque la liberación, la transmutación de hombre en Dios, se
puede lograr en un breve periodo de tiempo, también es cierto que
los riesgos son mayores, pues “la espada que sirve para defender
nuestras vidas, también puede quitárnoslas”.
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